El agua es quizás, junto con la luz, el elemento más importante en el desarrollo de las orquídeas. La planta se hidrata y se nutre a partir de las substancias orgánicas disueltas en el agua.
En su hábitat natural las aguas suelen ser muy blandas y exentas de aditivos, para regar nuestras plantas debemos usar agua blanda (baja en sales minerales, calcio, sodio, etc.), el ideal es usar agua embotellada. Sin embargo, riego las mías con agua de la canilla, que dejé reposar durante una noche para que se evapore el cloro.
El riego
Los riegos deberán tener una frecuencia ajustada a las condiciones de temperatura. Mayor frecuencia en verano y menor en invierno coincidiendo con los periodos de reposo después de la floración. Es importante dejar que el substrato se seque parcialmente (sin llegar a que esté totalmente seco) entre riegos.
Una de las mejores y más prácticas formas de regar las orquídeas es por inmersión sumergiendo la base de las macetas en un recipiente con agua durante unos 10 minutos. El agua debe entrar en la maceta sólo por su base, no por la parte superior. Después de haber regado, o cuando saquemos la planta del agua, debemos dejarla escurrir completamente.
Evita que el agua quede encharcada en el substrato. El drenaje tiene que ser muy bueno aunque esto hará que tengamos que regar más a menudo.
En los viveros las orquídeas vienen con sus raíces dentro de un pequeño recipiente que sirve de soporte a la planta. Cuidado que estos recipientes si no escurren bien todo el agua y producen encharcamientos o retenciones durante horas o días, puede generar que las raíces al no poder secarse entre riegos se pudran y la planta morirá.
Vaporizar
Cuando el ambiente es muy seco, además de regar regularmente como hemos indicado anteriormente, es bueno pulverizar agua sobre las hojas y el sustrato cada dos o tres días.
Importante: no pulverices sobre las flores ya que podrían deteriorarse.
¿Qué técnicas usas para regar tus orquídeas?
Como siempre me encanta leer tus comentarios!